and I say

wake up and be ~

martes, 23 de septiembre de 2008

First sight

Un rutinario día. El sol salió, reinó, y murió en el horizonte, o eso creo, porque sólo lo vi ocultarse tras altos edificios.
Idas, venidas, viajes y música. Nada parecía salir de la cotidianidad. Con esa idea, me subí al colectivo. Me senté, esperando pasar rápido el viaje de más de media hora, y así llegar a mi hogar y recostarme en mi cama a descansar.
Miraba a través de la ventanilla, esperando ver algo, algo más allá. La gente caminaba, corría, los autos pasaban frenéticos, el cielo llamaba. Todo parecía normal.
Parada, gente que sube, gente que baja. Esa extraña costumbre de mirar, observar a las personas. No pensé que así sucedería, que allí encontraría lo que buscaba.
Entre la masa amorfa de personas, alguien desentonó. Lo mire a los ojos, y en su mirada lo descubrí. No sabría describir exactamente que fue, sólo sé que me lleno, que me hizo sentir bien y no quería apartar mi mirar de su mirada.
Que fijo me miraba su mirada. No sabía sí seguir perdiendóme en ella o esquivarla, porque me daba vergüenza que notará lo mucho que me había fascinado.
Se sentó, con otra persona, y comenzó a entablar una conversación. No le prestaba atención, la música obstruía mis oídos.
Miré al cielo, con una gran sonrisa. Me sentía realizada, sentí que el día había cobrado sentido. No podía entenderlo o comprenderlo, me había como enamorado, enamorado de una mirada.
Quizás no fue tanto la mirada, sino lo que pude ver en ella. No, no puedo describirselos, sólo puedo decir que arrazó con el vacío que me estaba asesinando en ese momento. O también, puede ser que me haya enamorado de esa sensación, sensación que no solía sentir tan amenudo.
Desde ese día, intenté volver a verlo, viajando en un horario similar al de esa vez. Pero mientras más lo ansiaba, parecía que el destino más me arrebataba la oportunidad.
Luego comprendí que lo mejor era no pensar en eso, y dejar que el momento me guíe. Fue así como viajamos varias veces más juntos. Ambos nos entrelazamos en miradas, repetidas veces, pero ninguno supo decir o hacer algo. Excepto esa vez, que cuando su acompañante se bajó, se sentó atrás mío. Lo supe porque reconocí su perfume.
No sé como se llama, no sé de donde viene ni a donde va, tampoco sé sí me importa, tampoco me importa saber sí me importa, lo que sí sé es que su mirada destroza lo cotidiano y le da un poco más de sentido a mis días solitarios.

martes, 12 de agosto de 2008

Carta a ella nº ...

Me pregunto cuantas veces tendré que revivir el pasado. ¿Acaso no bastó el dolor de ese fúnebre día? Quisiera dejar de sentirme tan culpable por haberte faltado cuando más me necesitabas. Pero nada ya puedo hacer por remediarlo, ni siquiera la autoflagelación psicológica podría cambiar los hechos. Pero, sí es como siempre dije, que ya no vale la pena preocuparse por como todo podría haber sido mejor, sino por como todo podría ser mejor...¿habrá forma de que todo sea mejor ahora? ¿de que yo pueda hacerlo?

Sí pudiera saber que destino tenías pensado para mí, quizás inocente y estúpidamente lo obedecería sin refutar. Pero bien sabes que soy tan humana, y como todo humano tiendo a ser egoísta. Aunque quisieras que me pudriera en los avernos, cosa que dudo me desearas, no podría cumplir tu último deseo. Suelo hacerme creer que mi felicidad es lo que más querrías, quizás es una débil excusa que me ayuda a ponerle más ganas a mis días.

¿Quién no lo sabe? la vida no es nada fácil, o en realidad lo es y uno la complica, pero eso no viene al caso. En esos momentos no viene nada mal pensar en vos y darme ánimos. Me gustaría decir que tomo prestada tu voz, pero el tiempo, que todo puede destruirlo, no ha tenido piedad alguna conmigo. Quisiera al menos tener una versión deformada, pero ni eso, simplemente tengo la mente en blanco cada vez que lo intento.

Como desearía que fuera como antaño. Vos sentada en la cama y yo en el piso, llorando en tus rodillas. ¿Alguna vez te dije lo cómodas que eran? Creo que nunca llegué a hacerlo. O quizás no eran tan cómodas, sino que era la contención emocional que me dabas, que me hacía sentir tan regocijada. Já, sacrificaría tanto sólo para revivir ese momento de una forma real. Hace mucho que no me siento así...

Pero, ¿de qué se trata esto? Creo que desde donde estás, o donde quiero creer que estás, debes saber todo esto, ¿o no? Entonces quizás no haya porque escribir tanto, pero, nuevamente mi egoísmo humano, ¿recordas? Lo hago por mí, porque tengo algo acá adentro que me exige salir. Vos me entendes, ¿cierto?

Recuerdo que solías contarme que cuando las personas dejaban este mundo se iban a vivir a una estrella. Que dulce es esa idea, ¡quisiera ser tan inocente de creerla!

Pero sí todo es posible, todo puede ser, quizás eso también. No lo creo, pero espero que me estés esperando ahí hasta el día en que yo me vaya también. Vos me lo prometiste, prometiste que me esperarías ahí. Te acordas, ¿no? Eso no tendrías que olvidarlo, nunca es bueno romper promesas. Yo quisiera que me esperaras...

Pero, a veces, no se puede hacer otra cosa que dejar fluir al río, y en caso de que te tocara ser roca, dejar que este te vaya disolviendo lentamente hasta ser parte de su corriente.

Hace mucho que te pedí perdón, hace mucho que sobre tu tumba me arrodillé y te dije adiós. Sabes lo mucho que costó, sabes que el nudo que me cerraba la garganta fue de los peores que sentí en mi vida. Hasta casi creí que no podría respirar. Ese día, mientras me alejaba de tus cenizas, sentía como todos mis recuerdos se desprendían y se iban en tu búsqueda.

Tarde años, lo sé. No era decisión fácil dejarte ir. Aún hoy me cuesta entender como pude hacerlo, pero era lo mejor.

A veces, como lo es hoy, te extraño y necesito sentir que me escuchas.

No sé sí era tu deseo, pero doy lo mejor de mí para que estés orgullosa. No sólo por mí, acá es donde falla el egoísmo, también lo hago por vos, por imaginarme tu sonrisa colmada mientras tus ojos, tan cansados y serenos, miran mi logro y esfuerzo.

Gracias por haber existido, porque sin vos yo no hubiera existido, literalmente. Pero además, porque sin vos, no me habría convertido en quien soy.


Te amo. Ayer, hoy y siempre.

jueves, 29 de mayo de 2008

Endless rain

Que frías que son tus lágrimas. El camino se ve lejano y sereno. Te espera, pero no te llama. La luna quiso convencerte de que apostaras a la oscuridad, que indiferente reaccionaste, con que frialdad.
El aire esta húmedo, me recuerda a mi infancia. No importa lo que digan las lenguas, no fueron buenos momentos. Pero al menos, en ese entonces tenías la inocencia de poder volar sin conciencia. Que gris se ve el mundo ahora, aún puedo escucharte reír.
Mi cuerpo está empapado, pero sé que más ahogada esta mi alma, que con sus últimas fuerzas pelea con la realidad y las banalidades. Quería ayudarla, pero no sabía por quien decidirme.
La primera lágrima, siempre es la más cálida. Suele detenerse en el tu mejilla, tan lentamente se desliza, como sí intentase purificar el dolor. Pero no importa cuanto llores, no podrán contra esta desilusión.
Tampoco es que la depresión nos domine, o el dolor nos ciegue, todo es indiferente en este momento, cuando siento sus lágrimas sobre mí. Fue por un segundo, pero creo que por un segundo te entendí. En ese momento me sentí aliviada, que hermosa es tu esencia.
Por un segundo, por un miserable segundo, te sentí dentro de mí. Que hermosa sensación, que hermosa. Te llore y permanecí anestesiada. Le pedí al silencio que dejase de gritar, por primera vez me hizo caso. No pude evitarlo, esa noche te dedique hasta mi más íntimo sueño.

jueves, 1 de mayo de 2008

Estaciones

Cuando nacemos, lloramos. Siempre me pregunté sí es por la emoción o una ironía del destino, que ya sabe a que deberemos enfrentarnos.

Pasas quizás los años más hermosos de tu vida tratando de comprender un mundo que te parece fantástico y mágico. Sos un simple espectador que quiere vivir jugando y recorriendo lo desconocido. Pero, el tiempo pasa, uno crece y te enseñan a pensar.
Entonces aprendes a manejar tu vida a través del pensamiento, pero nadie te enseña a sentir. Y no, es algo totalmente natural en el humano. Todos te aconsejan que acalles tus sentimientos con tu pensamiento cuando sea necesario, ya que estos no saben que es lo mejor para vos y tu futuro.
Los sentimientos sin expresar se acumulan en tu interior y un vacío se va generando, que te absorbe lentamente. Qué se supone que haga con todo este amor sin dueño? Con esas lágrimas que no puedo arrimar al abismo de mis mejillas? Y con esas sonrisas opacadas por la tristeza de mi mirar?

Y vos estas ahí, mirándome, creyendo saber quien soy. Y no te das cuenta, que no sabes que hay dentro de mí. Podrías observar mi mirada en vez de sólo mirar mis ojos? Mis silencios dicen más que mis palabras, que torpes se alejan tanto de mi intención. No soy buena expresando lo que siento, quizás es el miedo, ese eterno miedo. Me tratarías igual que siempre sí supieras que pasa por mi mente? Mis más profundos miedos? Mis más hermosas poesías de amor? Mis más intenso dolor?

Entonces, pienso que sí no podes, no es mi problema, sino el tuyo. Ya no quiero encerrarme y obligarme a reprimir estos impulsos. Sí tengo ganas de abrazarte, lo voy a hacer, sí tengo la necesidad de decirte lo mucho que te amo, simplemente lo voy a hacer. Por qué seguir restringiéndome? Para qué seguir ocultándome?

Quisiera que no me cuestiones, que no me preguntes nada, simplemente acepta mi ofrenda, mi ser en su máxima expresión. No intentes cambiarlo, modificarlo, tan sólo déjalo ser a su manera. La mejor forma de quererme es dejándome libre, tal como soy, aunque no sepas bien quien soy.
Y mientras camino, viendo el Sol caer tras los edificios, empiezo a pensar que estoy muy lejos de lo que busco. Quizás nunca pueda expulsar todos estos sentimientos y emociones que se agolpan en mí, pero intento hacerlo de alguna manera, al menos en mi arte. Entonces, empecé a entender lo poco que entendía, falta tanto para llegar…

Decidí dejar mi conocida casa, para deambular y caminar, buscando algo, que no sé precisamente que es, pero creo que lo reconoceré cuando lo encuentre. Algún día voy a hacer de un lugar, mi hogar, y allí poder refugiarme cada vez que sea necesario.

Pero mientras el tren pasa velozmente, y las personas corren frenéticas buscando sus propias respuestas, el mundo gira y gira, y mi mente esta embriagada con su danzar. Siento como mis sentimientos empiezan a palpitar en mi pecho, como sí todo fuera a estallar, pero nadie me va a esperar.

Quisiera que por una vez, intentaras ver más allá en mí. Qué ves? No, deja de ver mi exterior. No ves más que eso? Y mi alma se estremece a tu alrededor. Por qué? Sí todos pueden, sí todos lo hacen, por qué yo no? Y quizás soy diferente, quizás busco algo diferente, quizás sólo busco que me entiendas.

Y sí me entendieras? No lo sé, la incomprensión me hace sentir tan única y especial, pero dentro mío, deseo que lo hagas, que quieras descubrir mi misterio y mis enigmas. La calidez de tu abrazo podría apaciguar el dolor de esta agonizante soledad.

Cada noche, antes de dormir, esas heridas y cicatrices empiezan a sangrar. Y otra vez el mismo discurso, la misma excusa, y parecen tan realistas y sinceros, pero no pueden consolarme. Ese gran peso en la espalda a veces me agota, pero me siento tan culpable que lo acepto, sé que es mi deber.

Falta poco, las estaciones pasan. Todavía tengo la ilusión de que al despertar todo será diferente, que un milagro o algo asombroso pasará en mi vida y todo dará un giro vertiginoso. Con esta idea me voy a ir a dormir esta noche, eso es seguro. Quizás soy demasiado soñadora, o demasiado realista.

lunes, 31 de marzo de 2008

Cielo eterno

El cielo se abre y entre nubes lo distingo,
Es el Sol que se asoma con todo su esplendor,
Su luz radiante me da en la cara mojada,
Y me transmite una paz extraordinaria.

Después de la tormenta tan fría,
Sale para hacerme entender de nuevo,
Que después de algo malo viene algo bueno,
Que te da la fuerza para soportar el tiempo.

Aunque tengo helado el cuerpo,
Por las gotas punzantes de la adversidad,
Sé que algo siempre llegará,
Para darme la esperanza de continuar.

Me abrigo con nubes de algodón,
Ellas me cubren del dolor,
Sé que no me abandonaran,
Aunque llegue un diluvio de sal.

De noche veo estrellas fugaces,
A las cuales les pido deseos,
Son la personificación de mi esperanza,
Como sueños que se escapan.

La Luna me vigila y me sigue a donde sea,
Es mi compañera en mis noches de soledad,
Guarda mis secretos, escucha mis cuentos,
Me cuida y destruye mis miedos.

El cielo es eterno como mi fe,
Siento que pase lo que pase resistiré,
Porque me aguarda todos los días,
A pesar de que no sea la misma.

sábado, 15 de marzo de 2008

Un nuevo atardecer

Cuando carezca de razones y la lógica pierda el sentido, aquí estaré.
Cuando sus miradas me apuñalen prejuiciosamente, aquí estaré.
Cuando el dolor quiebre como frágil cristal mi alma, aquí estaré.
Cuando de un paso en falso y caiga al vacío del abismo, aquí estaré.
Cuando la sangre hierba de furia y la ira me traicione, aquí estaré.
Cuando tus besos sean tan fríos como falsos, aquí estaré.
Cuando las lágrimas empapen mi rostro, aquí estaré.
Cuando las sonrisas denoten una cruenta tristeza, aquí estaré.
Cuando el futuro parezca inalcanzable y el pasado insensato, aquí estaré.
Cuando la indiferencia de tu espalda me azote, aquí estaré.
Cuando tus palabras se transformen en frases hirientes, aquí estaré.
Cuando la soledad sea mi mejor compañera, aquí estaré.
Cuando tu presencia equivalga a tu ausencia, aquí estaré.
Cuando extrañe con fervor el precioso recuerdo de mi pasado, aquí estaré.
Cuando inútilmente quiera recuperar lo que nunca fue mío, aquí estaré.
Cuando el deseo se apropie de mi carne y actúe como una cobarde, aquí estaré.
Cuando ya no tenga monedas para darle a un mendigo, aquí estaré.
Cuando la lluvia reine y la melancolía me abrume, aquí estaré.
Cuando me falte lo que quiero, aún más lo que necesito, aquí estaré.
Cuando la fúnebre hora llegue a mis seres más amados, aquí estaré.
Cuando mis manos estén sucias de culpa y rencor, aquí estaré.
Cuando el infortunio se vuelva parte de mi vida, aquí estaré.
Cuando busque con ansías y no consiga nada, aquí estaré.
Cuando el amor de su corto paso al odio, aquí estaré.
Cuando hagas oídos sordos a mis explicaciones, aquí estaré.
Cuando no haya justificaciones para mis actos, aquí estaré.
Cuando las cicatrices se abran y agonía padezca, aquí estaré.
Cuando el silencio sea más vacío que tus rimas, aquí estaré.
Cuando la imaginación se extinga y al inspiración se pierda, aquí estaré.
Cuando el camino sea difícil y la niebla no me permita ver, aquí estaré.
Cuando la familia se desintegre y los amigos desaparezcan, aquí estaré.
Cuando Dios, todo poderoso, lance sus injurias contra la Tierra, aquí estaré.
Cuando mis creencias y mis filosofías no valgan nada, aquí estaré.
Cuando todo lo aprendido no baste para consolarme, aquí estaré.
Cuando tu abrazo se sienta como abrazar el aire, aquí estaré.
Cuando los árboles en otoño no dejen caer tan hermosas hojas, aquí estaré.
Cuando el mar, impetuoso, pierda su color sin igual y se vea opaco, aquí estaré.
Cuando las estrellas ya no posean su fulgor, aquí estaré.
Cuando el rey Sol parezca de papel y no imponga presencia, aquí estaré.
Pase lo que pase, no importa las circunstancias, no importa cómo...aquí estaré...esperando un nuevo atardecer...

martes, 26 de febrero de 2008

Soledad

El aire tiene ese sabor a melancolía, e inconcientemente suspiras. Existen tantas razones para llorar hoy, pero el dolor es tan abstracto que no te permite expulsarlo a través de esas tibias gotas salinas.
Apoyas tu cabeza entre tus brazos, y miras a la nada, esperando que algo milagroso suceda. Esa eterna ilusión de niña de que alguien, más allá de todos, tenía el poder de rescatarte de tus agonías y pintar el grisáceo cielo de color turquesa.
Entonces esa canción resuena en tu mente y empezas a cantarla con ese tono de voz tan suave y dolorido. Alguien, quizás muy lejos de donde estás, quizás hace mucho tiempo, se sentía como vos lo haces ahora. No necesitas pensarlo demasiado, después de tanto tiempo, te sentís comprendida y contenida. Todos esos recuerdos que pensabas que eran felices y llenos de amor, solo fueron una cruel mentira que te obligaste a creer, una falsa sonrisa que no valía nada.
Miles de recuerdos pasan por tu mente, lentamente, y te das cuenta de que todas aquellas cosas que pasaste, realmente no las viviste. Siempre reprimiendo tus sentimientos, por ese miedo tan lógico de ser excluida de la sociedad solo por ser diferente, solo por ser quien sos.
Tu plan de alzar la voz siempre se ve interrumpido. Cada vez que decís lo que pensas, las personas se vuelven en tu contra, sin siquiera intentar escuchar la intención de tus palabras. Y no te conviene, los necesitas para coexistir. Los usas, por lo que son, marionetas y muñecos que se dejan ir por la corriente de lo cotidiano y lo que, supuestamente, es lo normal.
Callas y cada palabra, cada emoción cantada te apuñala el alma. Tu soledad es encantadora, no quizás porque realmente lo sea, sino porque es lo único que tenes. Vos no sos nada, porque tus pensamientos y sentimientos no son expresados, llevados a cabo.
Quizás, alguien muy lejos de donde estás, en un tiempo indefinido, sólo quizás, se siente como vos.
Todos nos sentimos nadie alguna vez.

domingo, 13 de enero de 2008

Lejos, tan lejos...

El Sol sangrante se esconde tras el horizonte,
sus últimos rayos dan calidez a mi rostro,
una tierna sonrisa se torna, se desliza,
sigo caminando, sin importar el destino.

Silencio, la boca húmeda pero cerrada,
música, cada elemento que me rodea es una nota,
pensamientos que acuerdan con los sentimientos,
tranquilidad en mi mente, paz en mi alma.

Cada vez más lejos, pero tan cerca,
de lo que alguna vez llame hogar,
cada persona en su trayecto, taciturnas,
acompañada pero totalmente sola.

Siento la distancia, siento la ausencia,
pero aún estás aquí, penetrante en mi corazón,
no puedo evitarlo, no puedo olvidarlos,
incluso en la soledad están conmigo.

A cada paso que doy, a cada nota que suena,
empecé a entender lo poco que entendía,
que aún falta estar mucho más lejos,
y allí fusionarme con el firmamento.

Alzar la mirada, dejarse llevar a ningún lugar,
que el viento sople y me guíe a mi nuevo refugio,
expresar cada emoción, hacerlas realidad,
seguir el instinto para poderme encontrar.

Aunque las nubes cubran el Sol o la Luna,
y tiñan de gris el hermoso cielo, tan triste y melancólico,
no dejaré de sonreír mientras este allí, llamándome,
acudiré a su cantar, aunque caiga un frío diluvio.

Llegaré tan lejos como deba estar para comprenderlo,
dejaré atrás algunas notas, pero su melodía sonará en mis oídos,
su cercanía, en mi piel sus brazos y en mi mente los recuerdos,
Lejos, sólo estando lejos, estoy realmente cerca…