and I say

wake up and be ~

martes, 25 de octubre de 2011

diario de un alma nº22

¿a dónde voy?
no, dónde no.
¿qué hago?
qué, qué, qué.
¿qué quiero?
¿qué hago para conseguirlo?
¿qué tengo que dejar de hacer?
¿qué quiero?
¿quién quiero ser?
¿quién?
¿quién soy yo?
¿quién sos vos?
¿qué puta pasa?
¿qué tengo que hacer?
¿qué quiero hacer?
¿qué puedo hacer?
¿qué opciones tengo?
¿qué voy a hacer?
¿quién soy yo?


Yo soy.

martes, 11 de octubre de 2011

Diario de un alma nº21

Tu rostro está vacío
no hay sonrisa ni ojos
sólo creo que es tu rostro
porque tiene la forma de uno.
La luna no llorará tu muerte
porque ya no tienes corazón
ni nada dentro de tus huesos.
Tu carne arderá con la chispa
la chispa adecuada
y no quedará nada de vos
ni siquiera un recuerdo
o una voz perdida.
El olvido tirano
te ha elegido
para hacerte su esclavo.
Y nadie querrá salvarte
quizás ni vos pretendas
escapar o luchar
contra tu inminente
final.
No sos más que otro
cobarde
otro cobarde más que se atrevió
a pisar la tierra, una tierra
que no pudiste ni podrás
comprender.
Por eso el olvido
te arrastrará y no habrá
forma alguna de que puedas
ser inmortal.

jueves, 6 de octubre de 2011

El síndrome de la habitación vacía


~ a mi hermosa laika.

Si hay un concepto ambiguo es el vacío. Donde hay vacío, hay espacio. Donde hay vacío, hay ausencia. Donde hay vacío, hay una carencia. Donde no hay, hay tanto; puede haber tanto. En el vacío las posibilidades son infinitas.

La carencia no tiene por qué ser negativa. Saquémosle esa reputación.

Para poder sentirse uno completo y lleno, primero ha de estar vacío. Si no estuve vacía ¿Cómo sé que ahora no lo estoy?

El vacío es como el caos. El caos antecede el orden. El vacío es la causa y consecuencia de la plenitud.

El primer paso para combatir el vacío, es tenerlo. Si no es su caso, tome una habitación y saque de allí dentro todo lo que haya. Incluso los recuerdos. Esto es más difícil de lo que parece ¿verdad? Sacar cada elemento de la habitación suena fácil. Pero cuando nos encontramos con una pared emocional que pide a gritos que dejemos todo como está, entramos en una crisis.

Aquí es donde llega la pregunta que podría hacerle a usted ganar un trillón de dólares, euros, yenes o pesos, según la moneda que más le interese. ¿Por qué está haciendo esto? ¿Usted quiere estar vacío para sentirse luego completo? ¿No está bien consigo mismo ya? ¿Es necesario el cambio? ¿Para qué nos tomamos la molestia de cambiar las cosas si como están funcionan?

Contradicción.

No estamos del todo conformes con cómo estamos pero nos da miedo el cambio. Tememos perder todo lo conseguido. Pero no lo perdemos, simplemente lo modificamos. Nada se pierde, todo se transforma. La nada se transforma en todo; sinónimos.

¿Por qué nos da miedo aquello que cambia, que no se mantiene estable? Si vamos al caso, lo único constante es el cambio; entonces, deberíamos sentirnos seguros en él, porque sabemos que va a suceder.

Una vez que se tomó con valentía la decisión de vaciar una habitación y dicha tarea se ha ejecutado, entramos en el estadio, en el síndrome de la habitación vacía.

El síndrome de la habitación vacía consiste en que una vez en la nada, nuestros recuerdos, hayan estos sucedido o simplemente sean una construcción de lo que hayamos querido que suceda, comienzan a llenar la habitación. Luchar contra el pasado es una batalla en donde parece que tenemos todas las de perder.

Pero el vacío, no tiene pasado. Tampoco tiene futuro. El vacío es el presente mismo, el instante detenido, eterno e infinito.

Desligarse del pasado, del yo anterior, del yo creado, es mucho más complejo de lo que puedan representar mis palabras.

Este síndrome nos ataca, nos pone entre la espada y la pared. No queremos abandonar lo que hemos conseguido a lo largo del camino, con lo que hemos llenado nuestra habitación, nuestra vida.

La habitación vacía, es nuestro némesis. Es enfrentarse a uno mismo sabiendo quién somos y nuestros puntos débiles. Atacaremos donde más nos duele. Traeremos los recuerdos y las sensaciones más hermosas y sublimes que hayamos experimentado para evitarnos, para boicotearnos. ¿Cómo puedo dejar atrás esto? Me hace ser quién soy. Pero no, nada de lo que guardes en esta habitación tiene una real relevancia. Todo cambio o implicancia que hayan tenido en uno estos acontecimientos ya han surtido efecto, ya se han amalgamado a uno, han hecho mutar y enriquecer nuestra alma. No necesitamos la habitación llena, no necesitamos nuestro pasado. Cuando llegamos a esta conclusión, empezaremos realmente a vaciar la habitación que ya estaba aparentemente vacía.

Una vez que la habitación esté vacía, realmente vacía, tendremos el impulso de llenarla con algo nuevo. La idea no es deshacerse del pasado, la idea es deshacerse de todo.

El síndrome de la habitación vacía tendrá sus altibajos. Algunas veces nos generará una sensación tan horrible y profunda, que cederemos ante él. Pero debemos ser fuertes, darnos cuenta que estamos cayendo de nuevo en sus manos y detenerlo.

Lo importante es comprender y entender, que la habitación no debe estar llena. No, porque el vacío es la plenitud misma. Un ser que sólo existe en el momento que está viviendo y no posee pasado ni futuro.

Si el vacío duele, usted no ha comprendido este punto. Si el vacío duele, usted aún no está listo para este paso; paso importante para la libertad. 

El síndrome de la habitación vacía es crónico. No existe cura para el mismo, sólo se aprende a lidiar con él con el tiempo. Erradicarlo es tarea exhaustiva que sólo los seres con voluntad verdadera podrán afrontar.

Cuando usted deje de sentirlo, lo haya erradicado, será libre. En ese mismo instante, el vacío estará lleno, la nada será todo. Y cuando los conceptos ya no tengan antónimos, habrá alcanzado la consciencia.