and I say

wake up and be ~

jueves, 31 de octubre de 2013

Las hadas existen ~

Qué tan natural es sentirse incomprendido; tengo dos visiones respecto a eso. Una de ellas es bastante simple, la llamada incomprensión es una barrera ficticia que ponemos entre nosotros y los demás. La otra, es bastante triste si la pensas, y es que en realidad no existe el entendimiento, la comprensión se logra con mucha profundidad, confianza y empatía por lo cual lograrla realmente con alguien es bastante complicado. Tenemos un mundo lleno de millones de seres humanos, pero parece que siempre nos cruzamos con personas que no pueden comprendernos. Entonces ahí apelo a la primer simple opción, y es que se trata de ese muro que levantamos invisible frente a nosotros. Si lo pienso, con la cantidad de personas que están vagando por el mundo ¿es tan difícil encontrar a alguien que nos comprenda? parece una situación de película o novela. Digamos que las probabilidades en sí parecen altas pero al mismo tiempo son bajas. Sí, hay millones de seres humanos en el mundo, pero ¿con cuántos nos relacionamos de verdad? Entonces ahí pienso, bueno, quizás no es que mi coraza es tan resistente y ni siquiera yo puedo verla, sino que convengamos que sí, no conozco ni me relacioné con un grupo tan amplio de seres humanos como para decir "nadie me comprende" y pensar que es algo imposible de que suceda.

De todos modos hay una realidad, el sentirse incomprendido es una emoción que nos hace sentir solitarios, nos agobia y la tristeza se hace presente - aunque a veces pienso si alguna vez está ausente, ya que hasta en lo más bello y sublime hay un margen de tristeza. Creo que es como sentir algo muy fuerte dentro de uno y no saber expresarlo, o expresarlo y sentir que el otro te mira con cara rara sin comprender ni un poquito o a medias lo que estás diciendo. Pero no es eso lo que quise decir ¿te das cuenta? está todo a medias tintas, no ves el punto, crees que lo ves pero me doy cuenta que no, no lo ves. En mi caso, llega con eso una inevitable sensación de estupidez e impotencia. Me siento algo absurda al no poder hacerme comprender por otro, supongo que asumo una especie de culpa al respecto. Quizás es una forma de escudarme en darme cuenta o mi negación a creer que la otra persona es perfectamente capaz de comprenderme, pero soy yo la que no lo expresa bien o simplemente hay algún problema - de los infinitos - de comunicación entre nosotros.

Para las personas que como yo, pasaron la mayoría de su vida sintiéndose incomprendidos, no nos es difícil caer en cuenta nuestra relación con el arte ¿no? O eso creo. Cuando era chiquita me sentía tan diferente a todos los demás niños de mi edad, tan en otro nivel, otra frecuencia, otra dimensión incluso. Sí, bueno, obviamente me aquejaban complejos, miedos y conflictos típicos de un ser de esa edad, pero lo digo más allá de eso. A mí me ha pasado, durante muchos años, el hecho de sentirme increíblemente sola porque no podía conectarme con los demás. No podía porque nuestros intereses, forma de ver el mundo, mambos existencialistas eran distintos; en realidad yo sentía de pequeña que los demás carecían de pensamientos así y me sentía bastante rara por tenerlos. Del mismo modo que me hacían sentir una extra-terrestre por jugar con mi imaginación o ver dibujitos cuando tenía como 12 años. Ahora, es graciosa la forma en que esto está tan aceptado hoy por hoy donde las personas de mi edad podemos ver dibujitos y eso es "cool"; pero cuando yo era chica, me hacían sentir una loca por eso, por no estar pensando en chicos o queriendo adelantar etapas que yo no quería vivir aún porque estaba en otra. Ahí ya no es tan difícil comprender por qué de tan chiquita escribía.

La primaria fue cruel, mis compañeros eran muy denigrantes e hipócritas; eso no solo lo veo ahora, lo veía en aquel entonces, pero a la distancia puedo comprender qué tan necesitados de atención, afecto o de sentirse alguien atacando a otros, estaban esos pobres chicos que me miraban desde arriba porque en realidad se sentían ínfimos. Pero bueno, pasó, como pasó un secundario también donde nuevamente estaba yo siendo diferente a la mayoría, con la diferencia de que había otros diferentes a la mayoría y podíamos agruparnos a ser diferentes. Eso lo hizo más liviano en alguna medida, y también ayudo mucho a aceptar quién era y que estaba bien, ser rara ante los demás mientras yo me sienta bien y real conmigo misma. No es como si anteriormente hubiera dudado de ser quién era, pero a veces entre lágrimas a la almohada, había deseado poder ser un poco más como los demás y no sentirme tan extraña e incomprendida, no verme a mí misma como un rompe-cabezas que era difícil de armar o a nadie le interesaba ver qué había detrás dé.

Creo que cuando sos chico o estás en plena adolescencia es muy habitual sentirse más presionado por la falta de comprensión o de apoyo, de consentimiento, de que alguien te diga "hey, todo está bien". De alguna forma no te vales del todo por vos mismo, entonces las dudas te atacan, no tenes una tabla para medir ni valores concretos para poder darte un valor. Aunque, en realidad, no necesitas nada de eso, pero al principio es útil, no vamos a negarlo. La cuestión es que, no se queda ahí, porque creces y empezás a ser un adulto, a tomar tus decisiones, a planear tu vida, a concretar objetivos pero así y todo, aún estás ahí esperando que dada la mágica ocasión, circunstancia y momento, puedas abrirte, expresarte y que del otro lado haya un otro, un otro que no sé quién es, podría ser cualquiera, pero que te haga sentir comprendido. Supongo que los amigos cumplen bastante ese rol, en algunos casos las parejas - deberían, me parece - y la familia. Pero siempre se siente como a medias tintas, no sé bien por qué, quizás porque no somos del todo compatibles con todos, y hay cosas que unos comprenden pero otros no, partes que sí y partes que no de uno mismo. 

Puede ser que buscar una persona que nos comprenda al cien por ciento sea una fantasía, yo a veces pienso que no es tan loco; quizás es porque siempre me repito que si los niños no creen en las hadas, las hadas no existen y entonces no hay polvo de hadas, no podes volar ni ir a Neverland - o el país de nunca jamás, como prefieras. A veces me hace sentir un poco boba pensarlo así, tengo que creer para que suceda ¿sino cómo voy a verlo? posiblemente lo niegue o busque justificaciones para hacerme ver que es una falacia. Como de costumbre, las contradicciones no faltan, las dos corrientes en mí se chocan entre sí y ambas se sienten reales y auténticas ¿se supone que deba elegir alguna? ambas son parte de mí, ambas caras son mías. Quizás sea un sueño, como algunos dicen, pero no puedo dejar de creer que puede ser verdad, que puede pasarme. Definitivamente estar a la espera de que suceda, tampoco está bueno, porque termino por sacar de mi vida todo aquello que no siento suficientemente bueno; tampoco me conformaría con algo mediocre, pero hey, es un poco complejo como para hablar de posibilidades cuando las hay infinitas y cada acción es circunstancial. 

Todo esto venía a que, claramente no estoy segura de por qué me siento incomprendida hace tanto tiempo, como una persona a la que los demás no pueden ver; a veces creo que es porque me siento despreciada o no apreciada por quién soy. Es posible que muchos digan ego, pero no pasa solo por el ego, muchachos. Es algo así como sentirse invisible ante los ojos de todos, que por momentos, pueden vislumbrar quién soy pero como tanteando en la oscuridad. Tampoco es que yo sepa con certeza quién soy, pero después de tantos años ensimismada y en soledad, supongo que una idea me hago. Por momentos esa sensación o emoción es molesta, dolorosa, y se torna insufrible a veces, al punto de que me siento realmente inalcanzable, y el problema es que quiero que me alcancen. No sé si es una pared, si es que no conocí a suficientes personas de las millones de millones, si en realidad soy yo la que se escapa o lo que sea. Pero pienso cuántas veces desee con toda mi alma que alguien pudiera verme a los ojos y saber que estoy ahí, poder abrazarme y comprenderme de verdad; me ha pasado, pocas veces pero me ha pasado. Supongo que esa es una de las razones por la cual amaba a mi abuela, ya que ella tenía como un don default para comprenderme.

Quizás sí, es que somos millones y millones, solo tengo que esforzarme un poco más. Mientras tanto, siempre acaricia el alma poder entregarme acá, en esta maravilla del arte, mientras tomo un té, las horas corren en plena madrugada y me siento a observar el mundo con la creencia de que se puede. Sino, bueno, habría que aceptar que las hadas no existen pero yo no quiero un mundo sin hadas.