and I say

wake up and be ~

martes, 28 de abril de 2015

Marroc

Es extraña la forma en que beber un dulce licor en una pequeña copa de a sorbitos hace que la vida parezca más mágica. Porque sí, porque puede, porque entre sorbito y sorbito sentís que te acercas a algo trascendente. La realidad es que, te acercas a una copa vacía, y cuando está vacía la volves a llenar, para seguir buscando ese no sé qué entre sorbito y sorbito. ¿Y qué pasa cuando el licor se acaba? No lo sé aún, porque no lo terminé.

miércoles, 22 de abril de 2015

Recordatorio permanente de la vida nº2 ~

"Vivimos demasiado lejos de las galaxias exteriores. Nunca llegaremos a ellas. También estamos demasiado lejos del universo cuántico para comprenderlo. Jamás lograremos penetrar en el último umbral de la materia. Y si lo haciéramos, sería para descubrir que nada existe, como dice Valdemar. No podemos tomar en serio a unas partículas que se comportan de modo diferente cuando las estamos mirando. Si para saber cómo es íntimamente la materia no hay que mirarla, ¡apaga y vámonos! Es absurdo. Lo que quiero decir es que nunca sabremos nada porque probablemente no haya nada que saber. Vivimos en un mundo de sensaciones y sentimientos. Eso es todo lo que hay. Recuérdalo siempre, Samuel: nunca desprecies tus sensaciones y sentimientos, porque es todo lo que posees."

amor en minúscula, Fracesc Miralles.

martes, 7 de abril de 2015

Diario de un alma nº47

La soledad es una aventura; una que nunca sabemos muy bien a dónde puede guiar. Es cierto que con otros nos complementamos y enriquecemos, basta con que una idea se exprese en voz alta para que se desaten las mentes a debatir o combatir, dependiendo su poseedor. Esa también es una aventura, un juego, muy divertido e interesante. Pero a solas, solo nos tenemos a nosotros mismos y la infinidad que somos para que se de dicho debate o combate, dependiendo de nuestro estado de ánimo o etapa de la vida.

Es deliciosa la forma en que una idea se crea en nuestra mente. La creación puede venir de varios lados, si bien puede haber un disparador que pueda estar relacionado o no, mi momento favorito es cuando la idea brota de la nada misma, como una epifanía. Podemos discutir o debatir si realmente sale de la nada, pero al menos esa sensación da y es hermoso.

También están las ideas que quedaron a medio camino, seguramente porque llegaron a un callejón sin salida, y de repente, sin anuncio, regresan para ser recapacitadas. Lo sublime de dicho acontecimiento es cómo, lo que antaño no pudimos figurar o resolver, al regresar nos encuentra quizás no siendo los mismos, o los mismos de antes pero con otro enfoque, y aquello que estaba sepultado vuelve a la vida, renace y encuentra otros caminos.

La soledad es una aventura porque en la convivencia con nosotros mismos las ideas fluyen con naturalidad, aunque a veces inconexas o al parecer trabadas, pero de alguna forma u otra, llevan a algún lado. Todos los caminos conducen a Roma, que sos vos. Se va formando una escalera de ideas, una ramificación de ideas, y repentinamente lo que empezó por un lado termina en otro completamente diferente. Es una aventura, una que nunca sabemos muy bien a dónde puede guiar, y he ahí la magia, una de las bendiciones que trae la soledad y el diálogo con uno mismo.

Es precioso compartirnos con nosotros mismos, ver nuestras diferentes facetas, caras, máscaras y artilugios de engaño. A veces basta con comprender que no hace falta ir muy lejos ni estar acompañado para emprender una travesía. Y aún más importante, es comprender que cuando estamos solos, significa que no estamos acompañado físicamente por otros; jamás significa que no estamos acompañados. Estamos con nosotros, y con las versiones internas que tenemos de los demás. Supongo que les ha pasado, que en alguna situación se preguntan qué diría o aconsejaría alguna persona que conocen, y dependiendo que tan íntimo sea el lazo, pueden dilucidar casi exactamente las palabras que hubieran salido de su boca si acaso estuvieran ahí y pudieran escuchar su mente. Es importante, de todos modos, aunque no debería de aclararse, que nuestra versión de los demás en nuestra mente no son ellos de verdad, solo nuestra construcción de ellos. Entonces, no podemos hablar por ellos con certeza, solamente podemos tantear y tener una idea de ellos.

Cuando estoy sola, buena parte del tiempo no hablo mucho, internamente, aún cuando las voces sin sonido se manifiestan constantemente. Me gusta cuando de repente sin haberlo pensado demasiado, mi cuerpo acciona con determinación a hacer tal o cual cosa, de forma aparentemente azarosa. Entonces, en algún momento en el medio de la acción me resulta gracioso y hasta tierno preguntarme qué estoy haciendo.

Conocer universos distintos al nuestro es algo que siempre será atrapante para mí y una de mis actividades favoritas; pero conocer y jugar en mi universo, bueno, es sencillamente una adicción, como también una necesidad que me exige alguna parte interior muy profunda que no sé cómo definir. Me gusta ver que no necesito buscar tanto afuera para conocer y entre-ver ciertas cosas; además me permite formular hipótesis, argumentos, líneas de razonamiento, que me divierte ver como encajan o se oponen cuando las pongo a prueba en otros. Sí, relacionarse y conocer a otros es algo muy placentero, por cuánto aporta a abrir el abanico de posibilidades para ver desde otros ángulos un mismo punto.

Me gusta tener una idea formada, íntegra, pero no irrebatible. Supongo que el día que forme ideas que nunca me generan dudas, temeré por mí misma. Que horrible debe ser haber llegado al máximo de tu potencial y que no haya nada más para pensar, descubrir o dar; tanto más es el hecho de no haberlo hecho y pensar que todo es como ya lo formulamos. Por eso cuando alguien me dice algo que al menos yo, considero interesante y me genera preguntas, me encanta. Me encanta que me hagan dudar, reflexionar y tener que volver a mi soledad para ver qué pasa cuando esa idea ajena incursiona en mi interior y se va modificando. Tanto como compartir dicho proceso con alguien.

Estaría bueno que algunas personas comprendan que cuando elijo estar sola, hablo de todo esto, y que no es una ofensa o un desprecio a su compañía. Es simplemente que quiero estar acompañada de mí misma, sola.