and I say

wake up and be ~

sábado, 25 de julio de 2015

Diario de un alma nº48

Me gusta andar sola por la vida en silencio, en medio de un mundo bullicioso en movimiento, observando. Hay tantas cosas pasando al mismo tiempo, tantas líneas cruzándose por un instante frente a mí, historias, momentos. La gran mayoría de las veces me encuentro sonriendo por ver un detalle que parece pasar desapercibido para casi todos. Me da ternura y felicidad poder presenciar un pequeño instante ajeno a mí, que está sucediendo ante mis ojos y que por alguna razón me arrebata una sonrisa. No me siento especial por poder apreciarlo, siento que soy afortunada por poder robarme un momento de la vida de otros y sonreír. Me pregunto cómo se sentirían esos desconocidos si supieran que sonreí por simplemente verlos ser.

martes, 14 de julio de 2015

Recordatorio permanente de la vida nº3 ~

Cuando era chica solía sentirme despreciada por los demás, como si no mereciera que me traten bien, como si fuera una especie de justicia que me maltraten por ser quien era, en todo sentido y aspecto. Ya de más grande, casi adolescente, la única persona que sentía que era amable conmigo y me comprendía, partió en un viaje donde no podía seguirla. Según ella cuando las personas se iban, se reunían con sus seres queridos en una estrella, y desde ahí observaban y acompañaban a quienes se quedaban. Me recuerda ahora un poco a ese diálogo que tiene Mufasa con Simba, ya de grande pude hacer esa conexión, si bien mi abuela lo decía desde antes de que la película existiera. Siempre me pareció una forma hermosa de ver la muerte, un suceso que acaricio de cerca mi presencia alejando a las personas de mi círculo varias veces y a muy corta edad; hubo una época donde estaba tan acostumbrada a ir a los velorios que ya no me producían nada y los comprendía como lo que hoy por hoy sigo pensando que son: un abrazo enorme entre los que nos quedamos acá para darnos apoyo, mostrar que estamos ahí y hasta poder reírnos de aquel suceso trágico. Trágico por su naturaleza porque al menos hasta ahora, no puede evitarse.

Ya de adolescente, todo seguía básicamente igual pero yo ya no era la misma persona. Mi inocencia también había partido y ya no podía simplemente jugar a que las cosas no eran como eran. Fueron momentos muy oscuros para mí, tenía una necesidad de convertirme en esa persona que merecía esos tratos, de tomar el dolor y en vez de capitalizarlo, torturarme con él, ahogarme en él, sufrir, sufrir por todo lo que no era y pensaba que era totalmente incapaz de ser. Se sentía bien, no voy a negarlo, me daba mucho regocijo, sentía que ese era el lugar donde pertenecía.

Con el tiempo me había vuelto una persona incapaz de sentir, estaba tan entumecida y hermética, aun cuando era una excelente actriz en el disfraz para que nadie más que yo lo supiera. Un día me provoqué dolor físico, para ver si lo sentía. Estaba tan asustada de haberme vuelto una cosa insípida, estaba profundamente aterrada, de un modo que quizás alguien que estuvo en una situación similar puede comprender porque yo no soy capaz de explicarlo. Ese día me di cuenta que no estaba atrofiada, que aun quedaba algo de mí ahí, que dependía de mí sacarlo a flote, hacer que brille por sí mismo y alejarme de esa pesada carga que me había dado.

A veces ver los sucesos a la distancia te ayuda a tener la perspectiva para comprenderlos de un modo nuevo; posiblemente en ese momento no era consciente de que hacía o me pasaba, solamente tenía ese ímpetu de alejarme de un lugar donde me había arrastrado sola para salir y estar bien. Esa necesidad de estar mal, de sentir esa justicia sobre mí, la responsabilidad, esa carga, era entonces una necesidad apabullante de sentirme bien, yo, de buscar algo nuevo a lo que conocía. Ahora me doy cuenta que de algún modo comprendí que la primer persona que tenía que ser amable conmigo, era yo misma. Cuando dejas de apoyarte y de buscar tu bienestar, uno tiende a sentirse perdido, o al menos es lo que la experiencia me dejo a mí como lección. No se trataba de que fuese incapaz de sentir, simplemente estaba completamente desconectada de mí misma.

Los años trajeron otras épocas oscuras, con la diferencia de que no se trataba de mí haciéndome sufrir por no contar con el amor, apoyo y amabilidad de otros, sino con un enojo interno e intenso conmigo misma por dudar, por tener miedo, por no permitirme a mí ser feliz, ser quien soy, por no dejarme llevar. 

Hoy me doy cuenta que es natural enojarme conmigo por sentir que me desperdicio pero que no hay muchas más opciones que aceptar que a veces va a costar, que va a doler, que no siempre sabré la manera de ser, perdonarme por no saberlo si acaso me culpo por eso aunque sea un mal hábito. Que quizás el mejor plan de acción no es desquitar mi enojo y decepción conmigo en mí, sino capitalizarlo, darle forma y sacarle provecho: hacer algo con eso que no sea llevarme otra vez a ese tenebroso lugar al cual quisiera no volver nunca más, que no es otra cosa que desconectarme y alejarme de mí. En las buenas y en las malas, quiero estar conmigo, bancarme lo que venga y poner lo mejor para salir adelante como sea. Después de todo, tengo toda una vida por delante de mí estando conmigo. 

Este es mi recordatorio. Pase lo que pase, no vuelvas a alejarte de vos. Habrá momentos más difíciles que otros, pero todo es parte de ese matiz que tanto te gusta, de la intensidad que te encanta sentir, de aquella diversidad que disfrutas que exista. Todo lo que salga de vos, sos vos, y solo es cuestión de abrazarlo y poder asimilarlo. No estás sola, yo estoy con vos. No te abandones, no dejes que nada ni nadie, incluso vos misma, te aleje de eso. Recorda ese tatuaje que te hiciste, es tu recordatorio permanente, no solo una mancha en tu piel, de quien sos y quien queres seguir siendo. 

Hacer lo que amas es una forma de amarte. Amate, amate fuerte, intensamente, en todo momento, con la fuerza que amas el mundo y la vida, de esa forma desmedida que vos sabes que nuestra alma es capaz de sentir. No estás sola, yo estoy con vos y te prometo que nunca te voy a abandonar, pase lo que pase.