Flotar, sumergida
contenida y abrazada
como hundirse
hacia el fondo
negro e incierto
se siente vivir
amar o morir.
Cada vez que
con o sin mi permiso
se escapa de mí
un suspiro
se convierte en una
mediana y amorfa
burbuja
llena de deseos
de miedos y
de frustración
que se eleva
hasta perderse
nunca sé si llegara
hasta la superficie
si se destrozara antes
o saldra volando
entre las nubes.
Y cada lágrima
cobarde, que huye
se anida
se envuelve
en la corriente
del agua
formando parte
de esa enorme burbuja
que me sostiene
para aprender
a hundirme
menos rápido.
Cada vez que
me siento ahogarme
recuerdo a cada
sacrificada
lágrima y burbuja
que dió su vida
por mí
y me siento
increíblemente dichosa
la perspectiva
siempre fue
la salvación
a mi fatalismo
y el optimismo
a mi depresión.
Amo la lluvia
porque cuando
sus gotas impactan
en mi estanque
a veces traspasan
la barrera
la burbuja
o simplemente
dan un espectáculo
para mí
de esa forma sé
que no estoy sola
o que al menos
alguien
sabe que estoy ahí abajo
luchando
para no tener miedo
a mi muerte.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario