and I say

wake up and be ~

jueves, 11 de julio de 2013

Tu mirada no llega al infinito.

El frío de la distancia
con aroma a invierno
ralentizó tu cuerpo;
inmóvil te dejaste caer,
eso creyeron ellos,
pero vos estabas
bailando en cámara lenta
hacia la raíz.
Un suspiro y el juego
empieza,
ya te diste cuenta
ahora solo queres
saber la forma para
escapar
como lo hiciste cada vez
que pudiste.
Sobre tu piel, la luz blanca
del día nublado, las nubes
gríses, como tu sonrisa,
se desliza y forma
versos en tus vértebras,
tus costillas, los homóplatos,
las clavículas y tus ojos,
hondos como un mar
nocturno y noctámbulo
que arrastran toda
esperanza e idea
de intentarlo de nuevo
hasta las entrañas de tus
miedos negativos,
los recuerdos falsos
que quisieras fueran
reales, como el dolor,
las ilusiones hechas polvo
adornando el cielo y
acompañando a las estrellas,
se ven más brillantes
cuando en tus ojos
el mar empieza a sangrar.
No es que no lo supieras ya,
es que a veces, solo unas
pocas veces,
queres creer que puede ser
diferente
siendo vos la misma.
Si tan solo hubiera
otra oportunidad,
haría las cosas
de otra forma;
con forma de tus brazos
en la noche
o tus labios cuando decís
tiernas medio-verdades.
Pero no es acá,
ese barco ya zarpó,
ese tren ya salió,
esa herida ya se cerró,
tu sonrisa brilla hoy
lejos de la costa
y de nuestra
secreta promesa
de acompañarnos
hasta el fin del mundo.
Calmo el pesar con
música
mientras camino, helada
hacia algún lugar
persiguiendo el sol
mientras atardece,
siento las manos tiezas
y quebradizas,
los labios secos y tristes,
y aunque
nada tenga sentido,
si llego hasta donde
en el horizonte se pierde
la brisa cálida
voy a poder entenderlo.
Cierro los ojos,
veo la silueta desaparecer,
beso el aire y sé
que cuando lo diga
en voz alta,
un fragmento se va a
desprender hasta
el infinito para
darle hogar a estos
sentimientos tan
hermosos
pero que ya no
caben en mi cuerpo.
Escribí una hoja otoñal,
la deje escapar de mis
dedos hacia vos;
y cuando llegué
al horizonte
un árbol me contó
la historia del universo,
reímos y con total dicha pensé
que era todo lo que había
imaginado.
Lástima que
no estabas ahí,
que no quisiste ir.
Creo que fue lo mejor,
porque no quería
tener que traducirte
las palabras ni las sensaciones.
Veo las luces alrededor,
todo parece mágico,
el dolor se siente
dulce como
tu veneno;
el frío ya no me da
frío
y la distancia me sienta
bien,
como a vos
te sienta bien
tu desolación.

No hay comentarios.: