El alma, distante. El cuerpo, tieso. El resto, hecho pedazos.
Pero la esperanza, nos invita a dar otro paso...y yo, resignada a mi falta de resignación, le digo: bueno, probemos de nuevo.
Hola. No tenes una puta idea, te juro que no, de cuánto duele, de cuánto te quiero.
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