Y tu boca se abre sólo para criticar, gritar y herir; y no te das cuenta lo hondo que llegas, lo fuerte que impactan tus palabras o la falta de ellas. El silencio de tus ojos o la ausencia de tu boca. Doler, todo duele, decís. Siempre repetís el mismo repertorio; que la vida es así, que el mundo no espera, a nadie le importa quién sos o que te pasa, que tenes que acostumbrarte, acostumbrarte a sentirte un don nadie, aunque no lo seas pero te lo creas. Te crees todas esas palabras que te chocan y te golpean, no importa quién las diga pero bienvenido sea ese dulce dolor, ese frío martirio y todo aquello que te haga mierda y te destroce; porque te ayuda a sufrirte, a lastimarte, a castigarte. Castigarte por quién sos, quién no sos, quién no pudiste ser, quién no serás jamás, quién quisieras ser, quién no, y no sé quién pero pero seguro lo hay.
¿Quién sos? ¿Quién queres ser? ¿Quién no sos? ¿Quién no podes ser?
Y ahora que lo pienso, porque no te vas a la mierda vos, tus culpas, tus ilusiones, tus boludeces, tus miedos y tus sandeces. Y deja, deja de llorar por dentro y desear desaparecer y morir. Asumí, asumite y hacerte cargo de todo, todo esto.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario