and I say

wake up and be ~

sábado, 6 de agosto de 2011

A mis hermosas ♥

Dejar ir es definitivamente la lección más difícil de la vida. He tenido que dejar ir ya a tantos afectos, que por momentos ya lo encuentro como algo rutinario. Uno ya lo tiene asumido, la muerte llega a todos y no hay forma de evitarlo. Supongo que eso debería hacerlo más fácil, pero a veces cuando hay que dejar partir a alguien que amas, sentís como el alma se parte en millones de pedacitos. La mirada de un perro cuando está cerca de la muerte, es única e indescriptible. Esta es la segunda vez que me encuentro en esta situación y quizás parecerá injusto, pero me cuesta más dejar ir a estas criaturitas tan puras y hermosas que a un ser humano. El amor y la pureza, repito para que se entienda, porque si hay algo que tienen los animales es pureza; que caracteriza a las dos preciosas perras que tengo que dejar ir, lo hace demasiado complicado. Me pregunto, ahora, a horas de tener que decirle adiós ¿qué puedo hacer? No quiero que me vea llorar, sino darle tanto amor como el que ella me ha dado durante todos sus años de vida. Que sienta cuanto la amo, cuánto me importa, cuanto aprecio su valiosa compañía. Que pueda sentir en cada caricia y beso que le entrego, toda mi devoción, admiración. Que pueda sentir como mi alma la abraza antes de que parta en su camino al cielo. Porque si hay un lugar donde sé que va a estar, es ahí.

Amo con locura a las tres reinitas que me han acompañado a lo largo de mi vida. Me han dado tanto, pero tanto, que siento que lo que les di yo es ínfimo a comparación con la fidelidad y amor que me dieron. Siempre serán mis reinitas, son mis cositas hermosas, mis criaturitas de luz. Y luz es lo que voy a darle ahora, para que ilumine su camino. Nunca podrá el olvido llevárselas de mi corazón y mi alma. Y esto es todo lo que puedo darles, mi alma entera y el recuerdo intacto de sus años compartidos y sus puras almas. Y aunque ya despedí a una y ahora me encuentro despidiendo a otra, no las despido con un adiós, sino con un hasta siempre, porque siempre estarán dentro mío.

A Manchi que nos mira desde arriba y a Laika, la perra que no llegó a la luna, pero llegó a mi alma. Y a Sasha, para que comparta muchos años más conmigo. Las amo, mis hermosas. Que la luz las acompañe siempre.