Vendernos

Las personas no somos más que un envase adornado en la estantería de algún chino de barrio, esperando que alguien nos elija. Nos eligen por nuestro precio, si somos caros valemos más, somos de mejor calidad; pero a veces la plata no alcanza, salieron con los justo y eligen lo más barato. Cada cuál sabe cuánto está dispuesto a gastar. Nos eligen por nuestro aspecto, si somos lindos por fuera, adornados, coloridos; si tenemos pinta de qué nuestro contenido va a valer el dinero a invertir en comprarnos. Una vez que alguien nos elige, nos abona en una caja y nos llevan con ellos. Puede ser en bolsa de plástico, de tela, en la mano. A pie, en bici, en skate, en automóvil, nave espacial. Una vez llegados al destino, nos consumen. Cuando nos consumen, nos evalúan. ¿Somos todo lo que prometimos ser con nuestro aspecto y nuestro precio? Ahí, la persona emitirá su juicio. Lo vuelvo a comprar o no. Y que te vuelvan a comprar, no significa que lo valgas, sino que te eligieron porque a esa persona en particular la convenciste. El pensamiento popular dicta que lo caro y más estéticamente bello, es aquello que podrá saciar la necesidad que tenemos en aquel momento. Pero, yo te pregunto, si el más barato y menos decorado te ofrece y sacia más que el caro y bonito ¿Lo elegís?