and I say

wake up and be ~

lunes, 28 de marzo de 2011

Cuenta cuentos nº10: ¿Por qué?

Las víctimas siempre te preguntan ¿Por qué? ¿Por qué me hace esto? Déjeme ir, déjeme vivir. Son tan asquerosamente egoístas, como yo. Ellos son más monstruosos que yo. ¿Por qué YO te torturo y asesino A VOS? ¿Tan ególatra se puede ser? Se creen el centro del universo, manga de infradotados. No, no es por vos, no es porque seas vos, vos me chupas un huevo, no me importas una mierda. Estabas ahí, de paso, frágil y fácil de capturar. Como una presa herida, al alcance de la mano. No hay una razón particular, ni es nada personal, solamente sos un ser humano y a mí me gusta torturar y matar a seres humanos. No, nadie te pregunta ¿Por qué torturas y matas? ¡NO! Siempre ese discurso mediocre de por qué a mí, tengo familia, estoy embarazada, tengo hijos, estoy enamorado, tengo mucha plata. Y a mí qué mierda me importa la familia, los chicos y menos que menos la guita ¿Se piensan que uno lo hace por plata? Hay que ser ilusos en la vida ¿Quién mierda me va a pagar por matar a un ser tan insignificante, que no le significa un peligro a ninguna persona de poder? ¿Se dan cuenta? Son todos egomaníacos. Me dan asco, mucho asco. Después el monstruo soy yo, pero son ellos los que no escuchan, los que no se preocupan por los demás. No, a ellos no les importa cómo llegue a ser un psicópata hijo de puta, no, no les importa si mi mamá me pegaba o si mi viejo me violaba, si presencie alguna muerte de chiquito, no les importa NADA ¿Y a mí me tiene que importar su vida de mierda? ¿ÉH? ¿Por qué?

Tengo un fetiche si se quiere, una preferencia. No es que busque sólo ese determinado tipo de persona, pero si las veo me hierve la sangre y corro riesgos innecesarios para capturarlas y matarlas. Me gustan las mujeres pálidas de pelo oscuro, de unos trece años. Sí, si se nota que son vírgenes mejor. Yo no soy un violador, no suelo violar a mis víctimas, pero las nenas blanquitas con pelo negro me pueden, me excitan tanto que no me puedo controlar. Me las llevo a mi sótano, y las ato bien fuerte, para que no se puedan mover. No las amordazo, me encanta escuchar como gritan o gimen desesperadamente mientras las cojo con violencia, hasta el fondo y le clavo los dedos en los huesos de la cadera. De solo pensarlo me calienta. Lo mejor es después de que siento que se mojan todas y hasta chorrean sangre, las obligo a que me la chupen y se traguen toda la leche. Su cara, la cara de sufrimiento que ponen, sufrimiento y placer, al mismo tiempo, es una de las cosas que más feliz me hace de esto. Como cuando torturo a sadomasoquistas, que lo disfrutan hasta la muerte. Lo más gracioso es que ellos no preguntan ni dicen nada, al igual que las pendejas, sólo lloran y no saben qué hacer, siquiera pueden suplicar o rogar. También me he cruzado a mujeres que me prometieron sexo y dinero a cambio de dejarlas ir. En esos casos, dejo que me cojan y después las torturo y las mato.

¿Por qué? Sí, esa es la pregunta que más escucho de mis víctimas. En realidad, no me molesta responder esa pregunta, pero sé que no me entenderían. Porque si ellos pudieran entender el porqué lo hago, no me harían semejante pregunta absurda. Es porque me excita la sangre, me causa una sensación de cosquilleo orgásmica por todo el cuerpo que me da incluso más placer que acabar con una pibita de esas que tanto me gustan. La sangre es lo que representa la vida, es tan deliciosa, pura, inmaculada, tan roja y caliente. A veces me gusta hacer heridas pequeñas y que salga a penas unas gotitas de sangre, y eso me pone loco, aunque otras veces me excita más cuando sale a chorros y entro en un estado de trance. Termino por descuartizar a mi víctima en una danza sacada y violenta. No lo puedo evitar, es como una necesidad, o el mayor placer que alguna vez sentí. Es como una droga, la probas y no podes dejarla por nada del mundo.

Algunos pensarán como empezó todo. Es difícil de explicar, no sé en qué momento lo supe, pero cada vez que miraba a alguna mujer hermosa o a un hombre joven y lánguido, me sucedían imágenes en mi cabeza de cómo serían desnudos, descuartizados, la sangre cayendo de sus cuerpos y me moría de placer. Me calentaba mucho, se me paraba tanto la pija, que era incareteable. Un día me pasó en un prostíbulo, al que fui con unos amigos. La puta se dio cuenta que la tenía muy dura y me empezó a tocar. Cuando subimos a la habitación, mientras me la cogía, no paraba de ver sus pechos cortados y llenos de sangre. Entonces le pregunte si tenía alguna trincheta o algo. Me preguntó el porqué y le dije. Se dejo sin problemas. Y mientras chorreaba la sangre de sus tetas, yo la bebía. Ese día supe que no iba a poder vivir sin la sangre. Luego, después de experiencias de ese tipo con diferentes parejas, maté “accidentalmente” a una y ya no pude volver atrás. Lo hago con frecuencia, una vez a la semana, mínimo, pero si puedo hacerlo dos o tres, mejor. Todos los días no tendría sentido, hay que disfrutarlo, no mecanizarlo ni hacerlo una rutina.

Pero sí, a ninguna de mis víctimas les interesaba saber el porqué ni de dónde viene. Todos piensan que estoy enfermo, y es mentira. Sólo soy un adicto ¿cuánto adicto hay por el mundo? Las drogas, el alcohol, el pucho, el sexo, el mundo está lleno de adicciones. Bueno, sí, podemos decir que esta es un poco más particular o que no tengo derecho de tomar la vida de alguien. Eso es verdad, pero si ellos hicieran algo para valorar su vida, lucharan para seguir vivos, pero no, sólo lloran y suplican. Una vez, un hombre intento cagarme a trompadas. Después de torturarlo, lo deje inconsciente en un callejón. Ese tipo merecía vivir, tenía voluntad, los otros no, eran unos pelotudos, egocéntricos, sumisos, que no le hacen bien al mundo, así es como tenemos la realidad que tenemos. Esta gente ensucia el mundo, yo sólo me encargo de limpiarlo y disfrutarlo. 

La próxima víctima que me pregunte ¿Por qué? Le voy a decir eso – porque soy un adicto a la sangre y usted es un estorbo para este mundo. Igual, sé que es al pedo, porque el humano tiene la particularidad de saberse uno más, de saber de su insignificancia en el mundo, pero de poder engañarse a él mismo creyéndose que es importante o imprescindible. Ninguno me va a creer que es un estorbo, son demasiado humanos para poder aceptarlo. Pero bueno, supongo que al menos van a morir con una duda menos, esa sería mi buena obra del día ¿no?

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