Le agradezco a la vida la forma inesperada en que me lleva para que la lleve. Incluso aún cuando lo que me lleva es triste o me confunde, me deja patitas para arriba a ver si con más sangre en el cerebro puedo tirar mágicamente una conclusión para la marea de conflictos. Es natural que una buena parte de las veces no comprendamos el por qué de las cosas que nos pasan, y quizás si tenemos una personalidad paranoica neurótica con un síndrome de curiosidad crónica, esto nos haga perder la cabeza. Pero ¿qué tenes para perder una vez que la perdiste? Posiblemente nada, y eso te haga cada día un poquito más libre. Cuando con tedio llegamos a la semi-verdad de que no hay nada por hacer, empieza otra parte del juego; una que muchas veces no queremos jugar porque sentimos que no sabemos cómo ganar. Aceptar lo caótica y random que puede ser la vida, y que somos humanos, es un gran comienzo. Ahora, cómo sigue, depende de cada uno.
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