Hola ¿qué tal? Tanto tiempo que no nos vemos, mejor dicho, quizás nunca nos vimos. Tal vez nos cruzamos en la apretada cola de un bondi, la barra de algún boliche, en la librería de capital donde se consigue lo inconseguible, esa farmacia que me salvo de tanto dolores de cabeza. En fin, las posibilidades son muchas por no decir infinitas, pero esa época se acabo, si existió.
Ahora con esta carta me dirijo a vos para decirte lo mucho que me alegra haberte encontrado. Ajeno a mi vida, y a la vez no, porque todo transeúnte es parte del mundo y por ende de mí.
Pienso en todas las cosas que aún no vivimos: quedarnos toda una noche hablándonos, mirarnos fijo a los ojos varios minutos, compartir alguna película ya sea en dvd o en el cine, críticas de algún libro o grupo musical, discusiones, desacuerdos, encuentros, desencuentros, abrazos, consejos, opiniones, contarnos nuestros problemas y penurias, como también las cosas buenas y éxitos de nuestra vida. No conocemos nuestro pasado, ni nuestro presente, y aún menos nuestro futuro. Aún no conozco tu color favorito, como te gusta la carne, sí es que te gusta, o que frutas y verduras. Tampoco tus intereses generales, culturales. Tenemos tantas cosas por vivir, decirnos y compartir. Eso es lo bueno de que seamos desconocidos.
No sé cómo explicarte esto sin parecer una loca, desconocido, pero me encantaría conocerte.
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