de la misma forma que sentimos que hay que vivir y disfrutar de esos momentos de felicidad, amor y goce, hay que vivir y disfrutar de la tristeza, los problemas y los golpes de la vida.
hay que permitirnos estar mal cuando lo estamos, sino terminamos poniendo un bache sobre nuestro vacío, que tarde o temprano nos pasará la factura.
entre más tarde, peor, porque el vacío que no se trabaja ni se llena, crece.
después nos mostramos sorprendidos. hay que dejarse de joder con esa necesidad humana de hacernos los super-héroes.
hay que permitirnos vivir nuestros lutos, para sanarlos y cerrarlos.
puerta que no se cierra, puerta que volvemos a abrir.
una cosa es recordar y aprender, superar, otra diferente es dejar la herida en carne viva para sentir que no nos olvidamos de lo vivido.
toda herida crea cicatriz en mayor o menor medida. el olvido, en este caso, es sencillamente imposible.
superar y olvidar no son sinónimos.
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