and I say

wake up and be ~

lunes, 2 de enero de 2012

Diario de un alma nº26

Muchas veces me pregunté qué le puedo dar a una persona. Todo aquello que es material es intranscendental aunque un bonito detalle. Siempre pensé que el problema principal de las parejas, del amor plástico es que es demasiado superficial. Ni siquiera merece llamarse amor. Por eso las personas se vuelven intercambiables. Salir al cine, caminar de la mano, ir a comer, compartir una noche de video-juegos, cojer, besar, abrazar, ver una película, hablar de la vida, de la filosofía, de la cultura, la literatura, de nuestros gustos. Habrá personas con las que coincidas, encajes más, otras menos. Pero al fin y al cabo, casi cualquier persona puede darte eso. Y todas estas acciones sin sentimientos de por medio, no son más que acciones vacías. Las personas tienden a acoplarse, amoldarse. Las personas tienden a acostumbrarse. Se acostumbran a una rutina de a dos. Y creen que realmente quieren o aman al otro, pero en realidad muchas veces no es más que una forma más, y una muy dolorosa, de no aceptar que están solos. Porque no importa con cuántos o cuántas hagas todas esas cosas. Lo único que importa es que las hagas, que sigas escapando de vos mismo, de ese miedo de verte frente al espejo. Y con el tiempo, variable fundamental, uno se acostumbra y realmente crees querer o amar al otro. Pero si llega otra persona y le das esa misma cantidad de tiempo, de encuentros, de acciones, es más que probable que le tomes el mismo afecto que le tenías al anterior.

Si no hay una persona, un corazón, un alma tras todo eso, se vuelve intercambiable. Y quizás yo te ofrezca lo mismo que muchas otras, quizás hagas eso conmigo, también. Pero hay algo, que sólo yo puedo darte. Y es lo único que puedo darte. Mi ser, mi corazón, mi alma. Porque eso no vas a conseguirlo en ninguna otra u otro. Eso es sólo mío, eso me hace única.

Y a veces pienso, si con ser yo, si con todo esto que soy, no te alcanza. Entonces no hay nada que discutir, o hablar o pensar o sentir. Si no hay amor que no haya nada entonces, alma mía, no vas a regatear. Si no queres lo que soy, si no te gusta, no te produce nada, no te hace sentir, no me aceptas a mí, a lo que único que me hace ser yo, a lo único que me diferencia de todas las otras u otros. Me vuelvo intercambiable. Y yo, no quiero ser intercambiable. No quiero ser algo que deseches cuando ya te canses, te aburras, encuentres otra que tenga más aficiones en común con vos. Porque eso, es lo que pasa hoy en día. Las personas están pensando que eso significa algo. Eso es tan triste y duele tanto.

No quiero ser intercambiable, no me interesa acostumbrarte, tapar tu hueco. Yo quiero llenar el hueco, quiero hacerte crecer, vivir, quiero compartir con vos todo lo que soy, lo que puedo ser. Podemos ser. No quiero vendarte los ojos, quiero que los abras. Te mires al espejo. Que seas, que te liberes. No quiero darte una rutina para que no te sientas solo; quiero que dejes de estar solo.

Pero eso, muchas veces, no significa nada. Cómo expresarle a una persona esto y que entienda que es real, verdadero. Si por más que les hables desde lo más profundo de tu ser, dudan, cuestionan, descreen. ¿Cómo asegurarle a alguien que va a ser diferente? Si eso depende de tantas cosas. ¿Cómo saber que lo que soy te alcanza, no te hace sentir o estar solo, te complementa, te hace feliz? Quizás nunca lo sepamos, si no intentamos. Quizás nunca intentemos, si tenes miedo, o si no estás seguro. Nunca estamos listos. Esperar a eso es tan absurdo. Lo que importa es la voluntad, que realmente lo quieras. Es el talento de tu alma, lo que le da sentido.

A veces me enredo tratando de expresarme, me abrumo. Pero cómo puedo hacer para trasladar a alguien dentro mío, que sienta, lea, piense y se de cuenta que todo lo que digo es real, auténtico. A veces sencillamente pienso que soy una pelotuda. Quizás soy muy confiada o creo mucho en las personas. Cómo para no, la mayoría desconoce su verdadero ser y su potencial; pero yo lo veo, en sus ojos, puedo ver su alma a través del vidrio empañado y rayado. Y cómo saber que lo que pensas o sentís a partir de lo que yo digo es lo que yo pienso o siento. La comunicación, el lenguaje, a veces ((la mayoría)) de las veces se queda corto, es tan absurdamente básico para la complejidad y profundidad de nuestro sentir, de nuestro ser.

Entonces, pienso. Esto es todo lo que puedo darte. Todo lo que soy, no tengo más que esto. Y es inconmensurable lo que ofrezco. ¿Pero realmente lo estás viendo, o lo sentís, realmente podrás ver a través de mí? Las personas se eligen. Cada cuál sabe el por qué elige al otro y corre por cuenta propia. Pero me pregunto, cuándo me elegís ¿sabes qué estás eligiendo? ¿y cuándo no me elegís y me descartas? ¿sabes la oportunidad que estás dejando pasar?

Y si todo esto que soy, no te alcanza, no te convence, no te gusta, no lo queres, no lo elegís. No hay nada que valga, es todo. Punto final al asunto. Porque no voy a poder darte otra cosa, porque no quiero darte otra cosa. Porque no quiero ser intercambiable, no quiero ser un remiendo. No quiero que seas intercambiable, ni mi proyección, ni mi venda, mi distracción.

Bendito sea el caos porque es síntoma de libertad. Soy un caos de persona, porque estoy buscando algo más que lo mundano. Porque eso no es lo que quiero, no me alcanza, nunca lo hizo y puedo decirte que en mis momentos de debilidad lo intenté. Sé que no funciona, no para mí. Y si no buscas la libertad, no buscas la consciencia, no buscas fundirte, conectarte, abrazarte con mi alma. Entonces no soy lo que buscas, seguí camino. No voy a ser la primera ni la última que descartes sin saber qué te estás perdiendo.

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