Diario de un alma nº27

El ABC, no sirve. O funciona sólo en determinados casos. Iluso hay que ser para creer que dicha fórmula es imbatible. O que la ecuación siempre tendrá la solución que nosotros queremos.

Siempre descoloca y duele cuando el resultado no es el esperado, el anhelado, el que queremos, por el que estamos trabajando. Cuando esto sucede, se crea una especie de vacío, de incógnita. No sabemos qué hacer. No sabemos a dónde correr. Pero no sirve correr, siempre corriendo al mismo lugar. No vas a conseguir nada nuevo. La comodidad de la conocido, es una tentación. No vuelvas a dejarte vencer por ella. No escapes, enfrenta, pone el pecho, las mejillas ya húmedas y desgastadas. Volvelo a intentar una y otra vez, hasta que salga.

Y ante la desesperación de que no sale, no sale y vuelve a no salir. Que no cunda el pánico, no des vueltas, ni corras en círculos. No te amuralles, no construyas aquella coraza que tanto trabajo te costó derribar. Siempre va a parecer la mejor opción. Pero bien sabes, que esa no es opción. Porque esa opción lo único que hace es encerrarte. Y ahí te ves en el callejón sin salida, aún más desesperado que antes. Entonces no, no te precipites, no te dejes desanimar ni te dejes matar. Matar sólo te podes matar vos. No te mates. No te dejes morir ante el miedo.

Intenta algo nuevo, proba otros caminos, pensa otras opciones, sentí otros pies. Y así, de alguna forma, va a llegar. Tarde o temprano. Entre más tarde, más cuesta. Pero no te preocupes, porque va a salir. Esa es la única opción que tenes después de todo. Salir.