and I say

wake up and be ~

miércoles, 5 de enero de 2011

diario de un alma nº9

Expresarse es tan complicado y complejo, la alquimia de transmutar el interior hacia el exterior. Darle forma a lo amorfo, es un trabajo artesano. Siempre y cuando no caigamos en lo estereotipado del lenguaje, como solemos hacer. Es simple decir que estoy triste, pero es sólo la expresión más tradicional que podemos darle a un sentimiento que no logramos comprender del todo, a un estado que no sabemos describir. Pero definir lo que siento como tristeza es tan errático, no entra en dicho concepto lo que adentro mío se manifiesta. Aún así, es quizás la forma más certera de explicarle a alguien lo que me pasa. Pero sigue siendo errático.

¿Cómo poner en palabras tan apabullante huracán de ideas, imágenes, conceptos, realidades, universos, paralelismos, y esa infinidad de cosas más que lo componen? No existen tantas palabras en el diccionario, ni tan fieles, para poder decirlo. Lo intentamos, igual, como si fuese a funcionar, como si alguien al leer esto pudiese comprender qué estoy queriendo decir.

Suele atacarme en ciertos momentos, una pregunta que en su mayoría de las veces me deja los pies por cabeza y sin manos. ¿Qué estoy haciendo? Y responder existir o vivir, es nuevamente tan errático como la tristeza.

La incertidumbre es la tierra fértil donde han de nacer las maravillas y las desventuras que habrán de asaltarme en pleno desconcierto. ¿De dónde sale todo esto? Y si pudiésemos hilar fino, tendríamos que cederle la supuesta razón a la causalidad. ¿Dónde empieza? ¿Cuál fue la primera piedra que desató lo que ahora es una montaña por la cual me esfuerzo a conquistar su cima?

Es ese bendito y tan maldito karma, de no poder simplemente dejarlo pasar, de no poder proclamarme inocente. La conformidad y yo, nunca nos hemos llevado bien. Siempre quiero más, nunca es suficiente; y es eso lo que te hace avanzar. ¿Para qué? Siempre queriendo más y más y más ¿Para qué queres más? Y es ese karma de buscar y buscar sin cansancio algo que apacigüe este sentir, que calme esta sed, que pueda llenar ese enorme vacío que da el estar tan arriba y cerca del cielo, que sabes y no podes ignorar todo aquello que dejaste atrás, todo lo que te estás “perdiendo”.
Somos presos de cada decisión y determinación. No se puede volver atrás, ya no hay retorno, no hay siquiera a dónde regresar. Y es esa dualidad, el pensamiento de creer que podíamos elegir, que decidimos una cosa por sobre la otra, que rechazamos una realidad que ahora podría ser nuestra, esa incertidumbre de pensar que sería dé, que pasaría sí, y toda ese discurso de frustración, arrepentimiento y duda. Esto es lo que tenes, esto es lo que elegiste, sacale jugo, no hay forma de saber sobre un posible presente que no hemos transitado. Y no hay cosa más triste que dudar de nosotros mismos, de nuestra montaña y estar deseando estar en otra montaña. Esta es mi montaña, yo hice esta montaña, y tengo que seguir creándola y conquistándola a cada paso, a cada suspiro, a cada segundo. Por toda la sangre derramada, todo el sudor y lágrimas, todas las risas y alegrías que me dio, es no mi deber, pero si mi anhelo seguir intentándolo. Y con el tiempo, hacer cada vez más y más alta mi montaña, y seguir escalando a una cima que posiblemente nunca alance, porque que aburrido sería simplemente sentarme allí a contemplar como la vida, el tiempo y el mundo pasan; y yo paso, como una anécdota, algo sin trascendencia.

El sentimiento ahogado, tira manotazos pidiendo auxilio. Y yo no sé como rescatarlo, ni cómo rescatarme. Y pocas veces me siento así, y por eso me abrumo tanto, me fastidio y me enojo, pero si lo pienso bien, estoy tan enojada conmigo misma por no saber qué hacer o cómo hacer algo que pueda darle un respiro a mi alma que se ahoga en ese manojo intento de aire violento que la está sofocando. ¿Y por qué debería de saber qué hacer? ¿Qué clase de super héroe creo que tengo que ser? ¡Cómo si estuviera mal esta incertidumbre, esta duda, este sentimiento descomunal que me desborda y no puedo contener! ¿Y quién dijo que tenía que contenerlo? Siento que podría estallar en millones de pedacitos de su fuerza y su envión; quiere salir, quiere salir. Y alguien debe dejarla salir, alguien tiene; no, yo quiero que salga, yo quiero salir del cascarón, romper el huevo y darle paso a la creación del mundo.

¿Qué estoy haciendo? Estoy gritando en mi silencio, llorando desconsoladamente sin derramar una miserable lágrima, empujando y peleando contra el cascarón, para dejarme salir. Porque alguien tiene que hacerlo y yo quiero ser ese alguien.

No hay comentarios.: