and I say

wake up and be ~

martes, 10 de julio de 2012

Para siempre ~

Nosotras somos hijas del Sol. Del sol porque somos luz, brillamos y ardemos como el fuego, lleno de amor, pasión y voluntad. Hijas del Sol, que Zeus separó con sus tijeras de trueno. Vagamos solitarias algunas vidas, sintiendo que no estábamos completas. Hasta que un día, nos encontramos. No fue en esta, sino algunas vidas atrás. Desde entonces, nuestras almas se unieron y decidieron permanecer juntas, como siempre, como debió ser desde el principio, como lo fue al momento en que nacimos del Sol. Hicimos una promesa, nunca más volver a separarnos. Y si en otra vida eso llegara a suceder, pusimos un hilo rojo del destino en nuestros meñiques. Como toda promesa, se hace con el meñique. Y nos dijimos "cuando te sientas incompleta, busca el hilo rojo. Sólo vos y yo lo podemos ver, y hasta que no nos encontremos, no nos daremos por vencidas". Así, en el 1989, nacimos vos y yo. Un día 10, con dos meses de diferencia. Yo nací más grande, porque tenía que ser fuerte. Ser la mayor, para dentro mío lograr la fortaleza para protegerte. Vos naciste después, más pequeña, para ser más tierna. Ser la menor, para dentro tuyo poder llenar de amor y sensibilidad tu ser, ser una persona llena de colores, para poder el día que me encuentres, atravesar mi coraza, llegar a mi corazón y enseñarme sobre cómo expresar todo aquel amor que la coraza me había hecho obviar. Tardamos años en encontrarnos, pero siempre seguimos el hilo rojo. Hasta que un día, vos tenías ese sueter de siempre, el rojo. Yo te vi y sabía que eras lo que siempre necesité. Vos sabías que yo era aquella que te escucharía, te abrazaría y haría que nadie pueda volver a tocarte o intentar lastimarte. Como hijas del sol, del mismo fuego, lo entendimos al poco tiempo. Nos unimos, nos complementamos, y nos dimos cuenta que era algo difícil de explicar, difícil de decir, aunque siempre intentamos de alguna u otra manera explicarnos por qué tanto amor, por qué se siente así. Pero lo sabíamos, bien dentro siempre supimos, que ese hilo rojo nos había guiado y ahora nada podría separarnos. Nos pusimos los anillos e hicimos la promesa. Como en cada vida que pasó desde aquel día en que atamos nuestros hilos rojos. Prometimos estar juntas para siempre, que el amor sería eterno y que nadie podría con nosotras. Muchas veces dudamos, lloramos y nos sentimos débiles. Pero nos teníamos la una a la otra. Muchas veces nos cuestionamos, qué para siempre es mucho tiempo, hasta que llegó un momento donde comprendimos que no lo era, que era algo más allá del tiempo. Aprendimos que la promesa era real, como ese amor tan único y difícil de explicar, que no hace falta explicar a nadie, porque sólo vos y yo lo entendemos, porque sólo vos y yo vemos el hilo rojo, porque sólo vos y yo hicimos la promesa. Y si bien, los días, meses y años pasan, y las cosas cambian, los terremotos llegan, los huracanes se llevan todo; menos a vos. Vos siempre estás ahí, yo estoy estoy acá, para vos. Todo cambia, nosotras cambiamos, pero la promesa no. Y notamos que no era absurdo pensar en para siempre, que no fue algo infantil hacernos la promesa. Nos dimos cuenta como pocas personas pueden hacerlo, que para siempre es posible, porque tengo la certeza en mi alma, en mi corazón; como vos en tu alma, en tu corazón de arcoiris. Esa certeza de que te conozco de otra vida, que fuimos hijos del Sol, que aún lo somos y brillamos ante todo. Esa certeza de que es para siempre, en ésta y las próximas vidas. Y si te queda alguna duda o temblamos de miedo, miramos el anillo, el hilo rojo y sabemos que todo es verdad. Como en cada abrazo, en cada palabra, en cada acción, en cada día lleno de amor. Vos sos mi hermana, mi yo, somos hijas del Sol. Brillamos y somos fuertes, y vamos a estar unidas, como siempre y para siempre.

Te amo con una intensidad y profundidad que pocos saben entender o explicar. Pero yo no necesito explicarlo, porque sé que vos lo entendes.

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